Semana 12 de la temporada y después de tres entregas en las que hemos recorrido desde los propietarios con fortunas más modestas hasta quienes ocupan el corazón del ranking, llegamos ahora a la fase definitiva de este análisis: los ocho dueños más poderosos y económicamente influyentes de toda la NFL.
Si en los capítulos previos observamos cómo tradición, estrategia y visión empresarial han moldeado el rumbo de sus franquicias, en esta cuarta entrega entramos en la élite absoluta, donde las decisiones de negocio tienen repercusión global y donde un equipo no solo compite por un Lombardi, sino por consolidarse como un imperio deportivo.
Del puesto 8 al 1, nos encontramos con magnates cuya riqueza proviene de industrias tan diversas. Son personajes que no solo han redefinido el valor de sus organizaciones, sino que han extendido la influencia de la NFL mucho más allá del terreno de juego, transformándola en una máquina mediática, comercial y cultural sin precedentes.
Esta recta final del ranking revela cómo las mayores fortunas de la liga están íntimamente ligadas a la forma en que se consume, se expande y se entiende hoy el futbol americano profesional.
En la posición 8 encontramos a Stephen M. Ross, un empresario estadounidense cuyo imperio se edificó sobre bienes raíces: es el fundador y presidente de Related Companies, una firma inmobiliaria con proyectos emblemáticos como Hudson Yards en Nueva York.
Su carrera comenzó tras trabajar como abogado fiscalista y poco a poco fue aprovechando incentivos gubernamentales para desarrollar vivienda asequible, para después moverse hacia desarrollos de lujo. Gracias a esa visión, ha construido una fortuna que, según Forbes, asciende a aproximadamente 17 mil millones de dólares.
En cuanto a cómo se convirtió en dueño de los Dolphins, Ross hizo su jugada entre 2008 y 2009: primero compró un 50 % del equipo, junto con el estadio (el terreno alrededor del Hard Rock Stadium) por $ 550 millones de dólares. Al año siguiente, adquirió otro 45 %, con lo que quedó con aproximadamente un 95 % de la franquicia. En total, esa adquisición le costó cerca de $ 1.1 mil millones de dólares.
Desde que Ross tomó el control, ha hecho crecer notoriamente el valor del equipo. Según datos recientes, la franquicia de los Dolphins está valuada en alrededor de $ 11 mil 600 millones de dólares. Además, ha rechazado ofertas multimillonarias para vender: por ejemplo, un reporte indica que rechazó una oferta de casi 14 mil millones de dólares que incluía al equipo, el estadio y los derechos del Gran Premio de Fórmula 1 en Miami.
En su gestión al frente de los Dolphins, Ross ha demostrado ser un propietario muy comprometido con la parte deportiva, empresarial y de infraestructura. Ha invertido en las instalaciones de entrenamiento: por ejemplo, destinó $ 135 millones de dólares para un complejo moderno para el equipo.
Además, ha buscado diversificar los ingresos del club mediante el uso del estadio para otros eventos (conciertos, eventos deportivos, Fórmula 1), lo que refuerza su modelo de negocio más allá del futbol americano. También ha comenzado a vender participaciones minoritarias: en un movimiento estratégico, Ross vendió un 13 % del equipo (junto con el estadio y otros activos deportivos) a firmas como Ares Management.
Finalmente, en lo social, Ross también ha mostrado compromiso filantrópico. Se comprometió a donar la mitad de su fortuna a causas benéficas como parte de la iniciativa Giving Pledge. Ese perfil de magnate con visión empresarial, sí, pero también con un sentido de legado, lo convierte en una figura clave no solo para los Dolphins, sino para la NFL moderna.
Shahid Khan nació en Pakistán y emigró a Estados Unidos cuando era joven, con muy pocos recursos. Con una formación en ingeniería, trabajó en la empresa de autopartes Flex-N-Gate, donde diseñó un parachoques de una sola pieza que revolucionó parte de la industria. Más tarde compró la compañía y la convirtió en un actor clave en el sector automotriz. Gracias a este negocio, su fortuna ha crecido de forma impresionante: según Forbes, tiene un patrimonio de alrededor de $ 14.3 mil millones de dólares, lo que lo coloca en la posición 7 de nuestra lista.
En cuanto a su entrada a la NFL, Khan compró los Jacksonville Jaguars en 2011 (la venta se culminó a inicios de 2012), adquiriendo la franquicia por aproximadamente $ 770 millones de dólares. La operación incluía una parte de deuda, lo que, según algunos reportes, sumó unos $ 110 millones de dólares adicionales. La compra fue aprobada unánimemente por los otros propietarios de la liga, lo que marcó un cambio histórico: Khan se convirtió en uno de los primeros dueños de origen extranjero con control total sobre un equipo de la NFL.
Desde que tomó el mando de los Jaguars, Khan ha liderado con una visión ambiciosa, tanto deportivo como empresarial. Ha invertido en la infraestructura de la franquicia, buscando fortalecer la presencia del equipo más allá de Jacksonville. Por ejemplo, ha impulsado la internacionalización del equipo organizando partidos regulares en Londres, lo que ha permitido acercar la marca Jaguars a una audiencia global. Además, su implicación familiar es notable: su hijo, Tony Khan, juega un papel importante en la operación deportiva, especialmente en aspectos analíticos y estratégicos del equipo.
En lo financiero, la apuesta de Khan ha sido bien calculada. Bajo su administración, el valor del equipo ha crecido significativamente; algunos análisis estiman que los Jaguars ahora valen varios miles de millones, muy por encima del precio original de compra. Más allá del campo, ha demostrado su compromiso con Jacksonville, no solo como dueño, sino como inversor en el desarrollo local. Según sus propias declaraciones, ve su rol como un 'sociedad con los aficionados': su ambición es construir una franquicia ganadora que también sea un motor de crecimiento para la ciudad.
Su historia es un claro ejemplo del 'sueño americano': emigró con muy poco, construyó un imperio empresarial y alcanzó uno de los puestos más prestigiosos en el deporte profesional. Al frente de los Jaguars, ha mezclado su visión empresarial y su pasión deportiva, aunque también ha enfrentado críticas por la inconstancia de los resultados deportivos.
Enos Stanley Kroenke, más conocido como Stan Kroenke, es un magnate estadounidense cuyo origen de riqueza proviene de los bienes raíces. Fundó el Kroenke Group y la empresa THF Realty, desarrollando numerosos centros comerciales estratégicamente ubicados, muchos cerca de tiendas Walmart, lo que ha sido clave en su imperio inmobiliario. Además, está casado con Ann Walton, heredera de la fortuna de Walmart, lo que refuerza aún más su capacidad de inversión. Su patrimonio neto ha crecido con los años hasta alcanzar, según Forbes, los $ 21.3 mil millones de dólares.
Su incursión en la NFL comenzó de forma gradual. Kroenke adquirió una participación minoritaria en los Rams cuando estos se encontraban en San Luis. En 2010, ejerció una opción para comprar la participación mayoritaria restante, pagando 750 millones de dólares por la franquicia. Ya con el control del equipo, emprendió uno de sus movimientos más ambiciosos: trasladar a los Rams de San Luis a Los Ángeles, algo que fue aprobado por la NFL en 2016.
Pero su apuesta no se quedó solo en el cambio de ciudad. Kroenke impulsó la construcción del SoFi Stadium, un estadio moderno y gigantesco en Inglewood, California, que se convirtió en la nueva casa de los Rams. Además, al reubicar el equipo, firmó un acuerdo con la NFL para pagar $ 790 millones de dólares a San Luis por la salida de la franquicia, evitando un juicio.
En cuanto al equipo en sí, bajo la gestión de Kroenke los Rams han crecido no solo en valor, sino en ambición. Según cifras reportadas, el valor de la franquicia se ha disparado varias veces desde que él la adquirió. Kroenke dirige los Rams a través de su conglomerado Kroenke Sports & Entertainment, que incluye otros equipos como los Denver Nuggets (NBA), los Colorado Avalanche (NHL) y el Arsenal en la Premier League.
Este enfoque multidimensional le permite apalancar sinergias entre sus diferentes franquicias deportivas, así como entre bienes raíces, medios y deporte profesional. Colocándolo en el 6to. lugar de nuestra lista de dueños más acaudalados de la NFL.
Sin embargo, su presencia no está libre de críticas. Para algunos, su estilo distante ('Silent Stan') y su foco en el negocio a gran escala ha hecho que la parte deportiva pierda protagonismo frente a la dimensión comercial del equipo. Al mismo tiempo, los resultados deportivos han sido variados a lo largo de su gestión, aunque la construcción de infraestructura de primer nivel y su visión a largo plazo han consolidado a los Rams como una de las franquicias más valiosas y relevantes de la NFL.
Jerry Jones es un magnate estadounidense con una fuerte vocación para los negocios. Antes de convertirse en propietario de los Cowboys, se dedicó al mundo del petróleo, apostando por el 'wildcatting' (exploración de pozos altamente especulativos). Esa mentalidad emprendedora, de alto riesgo y alto rendimiento, fue clave para construir su fortuna. Además, invierte en bienes raíces y otras empresas como su participación mayoritaria en Comstock Resources, una empresa de gas natural.
En 1989, con apenas 46 años, Jerry Jones dio un golpe decisivo: compró los Dallas Cowboys por unos $ 140 millones de dólares, una cifra que en ese momento era considerable para una franquicia que estaba perdiendo dinero bajo su anterior dueño, H. R. 'Bum' Bright. Para financiar la compra, Jones puso gran parte de su patrimonio personal como colateral, asumiendo la deuda del equipo y del estadio existente. Desde entonces, la franquicia se ha convertido en su activo más valioso.
Bajo la dirección de Jones, los Cowboys han crecido hasta convertirse en la franquicia más valiosa del deporte profesional. Según Forbes, su valor ha superado los $ 13 mil millones de dólares en valor de equipo. Colocándose en nuestra lista en la posición 5.
Ha construido un imperio deportivo y de entretenimiento, con importantes acuerdos de patrocinio (Pepsi, Nike, entre otros) y una estructura de negocio sofisticada que va más allá del futbol americano.
Uno de los movimientos más estratégicos de Jones fue la construcción del AT&T Stadium, también conocido como 'Jerry World'. Este estadio costó más de mil millones de dólares y se ha convertido en un centro de entretenimiento multifuncional, no solo para partidos de la NFL, sino también para conciertos y otros eventos masivos. Además, Jones cofundó Legends Hospitality, una empresa clave para generar ingresos no solo para los Cowboys, sino para otros equipos y estadios.
En cuanto al manejo deportivo, Jerry Jones ha sido muy activo: no solo es el propietario, sino también ha ejercido como gerente general del equipo, lo que le ha dado un control muy directo sobre la operación deportiva. Bajo su liderazgo, los Cowboys ganaron tres Super Bowls en los años noventa, aunque desde entonces no han vuelto a coronarse. Su estilo es visto como ambicioso y empresarial, priorizando el valor de marca del equipo y los ingresos sobre la dependencia exclusiva del éxito deportivo.
Finalmente, Jones ha dejado claro que no tiene intención de vender su franquicia: ha declarado que podría poner un precio muy alto (más de 10 mil millones de dólares), pero que no lo hará porque para él los Cowboys no son solo una inversión, sino una pasión de toda la vida.
La historia de los Chiefs está profundamente ligada a la familia Hunt, cuyo legado empresarial comenzó con el magnate petrolero H.L. Hunt, abuelo del actual liderazgo de la franquicia. Lamar Hunt, uno de los hijos de H.L., fundó la franquicia original como los Dallas Texans de la AFL y en 1963 la trasladó a Kansas City, rebautizándola como Chiefs. Al fundar la organización, Lamar jugó un papel clave no sólo en la AFL sino también en la eventual fusión con la NFL.
Cuando Lamar Hunt falleció en 2006, la propiedad del equipo pasó a sus cuatro hijos: Clark Hunt, Lamar Hunt Jr., Sharron L. Hunt y Daniel Hunt, quienes se repartieron la participación de la franquicia. De ellos, Clark Hunt funge como presidente y CEO del equipo, y es el rostro público en las reuniones de dueños de la NFL.
En cuanto a la fortuna de la familia, los Hunt provienen de la riqueza petrolera de H.L. Hunt, y hoy son una de las familias más ricas de Estados Unidos. Su patrimonio familiar se estima en unos $ 24.8 mil millones de dólares, según Forbes. Clark Hunt, por su parte, tiene un patrimonio personal estimado en alrededor de $ 1.6 mil millones de dólares.
Respecto al costo original del equipo, la historia es más simbólica que transaccional: cuando Lamar Hunt y otros dueños establecieron la franquicia en la AFL, cada uno aportó $ 25,000 dólares. Esa inversión modesta en su momento hoy se ha traducido en una franquicia valuada en miles de millones; según CNBC, los Chiefs están valorados alrededor de $ 15 mil 300 millones de dólares.
En su gestión, la familia Hunt ha mostrado una combinación de tradición y visión de largo plazo. Bajo el mando de Clark Hunt el equipo ha alcanzado un éxito deportivo notable: múltiples apariciones en Super Bowl y títulos recientes. Además, han invertido en mantener y modernizar su infraestructura; un ejemplo es su involucramiento en las renovaciones proyectadas para Arrowhead Stadium.
La filosofía de los Hunt ha sido bastante conservadora en términos de ventas: no tienen intención de deshacerse de los Chiefs, lo consideran un legado familiar más que una simple inversión. Su gestión ha logrado equilibrar la ética familiar con la exigencia del alto rendimiento deportivo, consolidando a los Chiefs como una franquicia icónica tanto dentro como fuera del emparrillado.
David Tepper es un inversionista muy reconocible en el mundo financiero: fundó y dirige el hedge fund Appaloosa Management, especializado en inversiones de alto riesgo. A lo largo de los años ha acumulado una fortuna impresionante —según varias fuentes, su patrimonio ronda entre $ 11 y 12 mil millones de dólares.
En 2018, Tepper se convirtió en el dueño de los Carolina Panthers al comprar la franquicia por $ 2 mil 275 millones de dólares. Esta compra fue aprobada unánimemente por los demás dueños de la NFL. Al cerrar el trato, Tepper tuvo que vender su participación anterior del 5 % en los Pittsburgh Steelers, conforme a las reglas de la liga.
Uno de los aspectos más ingeniosos de la operación financiera fue la optimización fiscal: gracias a cómo está estructurado el valor de los equipos deportivos (como la parte intangible que son los contratos de jugadores), Tepper puede amortizar una parte significativa del costo a lo largo de los años, lo que reduce su carga tributaria.
En su rol como propietario, Tepper ha mostrado ambición por llevar a los Panthers a un nuevo nivel. Tras asumir, aseguró que su prioridad es ganar un Super Bowl y también reforzar la presencia de la franquicia en la comunidad de las Carolinas. Además, ha invertido en infraestructura: parte de su plan incluye un nuevo centro de operaciones para el equipo y un proyecto para modernizar su estadio, colocando al equipo en nuestro lugar 3 de la lista.
Al mismo tiempo, su estilo ha sido objeto de críticas. Algunos señalan que ha tomado decisiones deportivas costosas, como contratos de entrenadores, sin resultados consistentes. Además, no son pocos los que le reprochan que su enfoque empresarial y financiero se imponga demasiado sobre una visión deportiva a largo plazo.
En resumen, Tepper representa una figura de nuevo dinero en la NFL: un financiero con recursos masivos, con ganas de transformar una franquicia pequeña en mercado como los Panthers, pero también con el riesgo de que su sensibilidad como inversor primario domine sobre la identidad deportiva tradicional.
Jody Allen es la hermana del cofundador de Microsoft, Paul Allen, quien compró los Seattle Seahawks en 1997. Tras el fallecimiento de Paul Allen en 2018, el control del equipo pasó al Paul G. Allen Trust, y Jody fue nombrada como fideicomisaria ('trustee'), lo que le da la autoridad para dirigir la franquicia en nombre del patrimonio.
Aunque gran parte de su poder deriva del legado de su hermano, Jody Allen ejerce un control total sobre los Seahawks a través del trust. Su fortuna —más bien, la del fondo fideicomisario que administra— se estima en más de $ 20 mil millones de dólares, derivada no solo de los equipos deportivos, sino también de los otros activos que Paul Allen acumuló durante su vida, esto lo coloca en el lugar 2 de nuestra lista.
Paul Allen compró los Seahawks por aproximadamente $ 194 millones de dólares en 1997. Desde entonces, el valor de la franquicia ha crecido exponencialmente: según reportes recientes, los Seahawks están valorados en más de 6 mil millones de dólares.
Desde que Jody Allen asumió como presidenta ('chair') de los Seahawks, ha mostrado un enfoque constante en la victoria y el legado de su hermano. En varias declaraciones ha asegurado que, por el momento, el equipo no está en venta y que su prioridad es construir equipos competitivos con impacto deportivo y social. Según informes, participa activamente en decisiones importantes: el personal deportivo afirma que se le consulta en cambios estratégicos y movimientos de alto nivel, como contrataciones de entrenadores o transiciones clave.
Jody ha indicado que, eventualmente, los activos del trust podrían liquidarse como parte del plan filantrópico establecido por su hermano, pero que ese proceso podría tardar entre 10 y 20 años, dada la complejidad del patrimonio. Por ahora, su prioridad es mantener la estabilidad de la franquicia, reforzar su competitividad y honrar la visión de Paul Allen: un legado duradero tanto deportivo como benéfico.
Rob Walton, heredero directo de la familia fundadora de Walmart, se convirtió en propietario principal de los Denver Broncos en 2022, liderando un poderoso grupo inversor que incluía a su hija Carrie Walton Penner y a su yerno Greg Penner, además de figuras como Condoleezza Rice y Lewis Hamilton.
Tras la salida de la familia Bowlen del control de la franquicia, los Broncos entraron en un proceso de venta que culminó con la propuesta ganadora del grupo Walton-Penner, aprobada de manera unánime por los dueños de la NFL. Su llegada marcó el inicio de una nueva era financiera y administrativa para una de las franquicias históricas de la liga.
Rob Walton es uno de los hombres más ricos del mundo. Su patrimonio, que fluctúa regularmente según el valor de las acciones de Walmart, suele ubicarse entre $ 55 y 70 mil millones de dólares, lo que lo convierte en el dueño más acaudalado de toda la NFL. Su músculo financiero no solo garantiza estabilidad a largo plazo, sino que también ha abierto la puerta a inversiones agresivas tanto en infraestructura como en personal deportivo.
La compra de los Denver Broncos estableció un récord histórico en el deporte profesional estadounidense: $ 4,650 millones de dólares. Esta cifra prácticamente duplicó la venta más alta previa en la NFL y confirmó la creciente valoración de las franquicias del deporte. La inversión también fue vista por la liga como una señal del enorme potencial comercial de los Broncos, uno de los equipos con mayor tradición, base de fans y mercado regional.
Desde la llegada de Rob Walton y el grupo Walton-Penner, el énfasis ha estado en modernizar la operación y profesionalizar cada área de la franquicia. Han mostrado disposición a tomar decisiones fuertes, como el cambio de entrenadores, la reestructuración administrativa y la revisión completa de la cultura interna del equipo.
Apostaron inicialmente por Sean Payton como head coach, buscando recuperar la identidad competitiva que caracterizó a la franquicia en la era de Peyton Manning. Asimismo, han comenzado a invertir en mejoras de instalaciones, experiencia de afición y estrategia comercial, llevando a los Broncos hacia un modelo corporativo más robusto y alineado con las franquicias más exitosas de la liga. Si bien el equipo aún transita un proceso de reconstrucción, la nueva propiedad ha dejado claro que tiene los recursos —y la paciencia— para devolver a Denver a la élite deportiva.
En conjunto, este recorrido por los 8 dueños más acaudalados de la NFL revela cómo la liga no solo se sostiene sobre el talento deportivo, sino sobre imperios financieros capaces de transformar ciudades, redefinir modelos de negocio y proyectar al futbol americano a una escala global sin precedentes.
Desde visionarios que levantaron fortunas desde cero hasta herederos que administran legados multimillonarios, cada propietario refleja una forma distinta de influir en la liga: ya sea impulsando infraestructura monumental, internacionalizando marcas, creando ecosistemas de entretenimiento o profesionalizando de forma radical la operación interna de sus franquicias.
Al final, comprender quiénes son y cómo piensan estos dueños es entender también hacia dónde se dirige la NFL: una liga cada vez más corporativa, más global y más dependiente de la visión estratégica de quienes dominan el deporte desde el palco más alto…Soy Javier Balseca y esto fue: Los dineros del deporte.
