El cierre de 2015 y el comienzo de 2016 pusieron a Nacho Ambriz en una posición más que delicada como técnico del América. Apenas inició el Clausura 2016 y el banquillo americanista ya está que quema.
La pobre exhibición que dieron las Águilas en la primera fecha del campeonato mexicano con un lamentable 0-0 contra Puebla en el Estadio Azteca avivó el fuego que está muy cerca de arder sobre Ambriz.
La forma en que manejó el equipo en las Semifinales del torneo anterior ante Pumas -con Benedetto en la banca para la Ida-, la indisciplina que toleró al interior del plantel que se reflejó en la cancha con expulsiones que mermaron considerablemente las posibilidades para avanzar a la Final, sumado al ridículo del Mundial de Clubes que se redondeó con el cabezazo de Darwin a Sambueza; en fin, por donde se le vea el paquete le ha quedado muy grande.
Yo decía en este mismo espacio a mitad de la campaña pasada que Nacho podía convertirse en el "Layún" de los técnicos, pero que solo el título lo haría posible, y como ello no ocurrió y en cambio se le fue de las manos por completo el manejo del equipo, ahora está en la mira de la guillotina.
Ese empate sin goles en casa con el Puebla y la peligrosa visita al Atlas para la Jornada 2, más los duelos con Pachuca, Veracruz, Cruz Azul o Santos, me hacen pensar que Ambriz no va a llegar ni al partido de Octavos de Final de la Concachampions el 23 de febrero en Seattle ante el Sounders.
Por supuesto que la dirigencia ya trabaja en el Plan B que debió ocurrir tras el fracaso del Mundial de Clubes, pero prefirieron trabajar más esa opción porque quieren a Marcelo Bielsa y convencerlo no es fácil.