
La estrepitosa eliminación del Barcelona a manos del Liverpool en las semifinales de la reciente Champions League dejó marcados a sus protagonistas, en específico a los blaugranas. El caso de Luis Suárez es un claro ejemplo.
El delantero uruguayo reconoció en una entrevista a Fox Sports que vivió uno de los días más complicados en su vida en Anfield, que lo llevó a tener lapsos de depresión. El objetivo en la institución era claro: querían el título a como diera lugar, por lo que la derrota de 4-0 en la vuelta (4-3 global) los golpeó de más.
"Después de la eliminación de Champions, quería desaparecer del mundo. Fueron los peores días de mi vida y mi carrera junto a los del Mundial de 2014. No quería ni llevar a mis hijos al colegio porque todo el mundo podría ver que estaba mal. Había días en los que no quería hacer nada", puntualizó.
Por otra parte, el ariete, quien debutará el domingo en la Copa América en el partido de Uruguay ante Ecuador, comentó que el castigo por la mordida que le dio a Giorgio Chiellini fue "injusto". Criticó el maltrato que sufrió. Durante cuatro meses no pudo acercarse a ningún terreno de juego, salvo el del Barcelona.
"Fue inhumano el trato que recibí. Sufrí mucho, la pasé muy mal, por mi mujer, mis hijos y mis compañeros", comentó en una extensa charla en la que también se refirió a la mano que cometió en el Mundial de Sudáfrica 2010 ante Ghana, que llevó a su representativo, a la postre, a las semifinales.
"Es increíble toda la jugada. Primero, porque qué hacía yo metido dentro del arco. Fucile tenía amarilla, ya no jugaba la semifinal, siempre lo dije, ¿por qué no metió él la mano? Bueno, la metí yo y todavía me quiero hacer el tonto, como esperando a ver si me confunden con Fucile".