Si queremos en verdad que la Selección Mexicana trascienda, rompa esquemas y llegue a niveles altos como pensamos que puede dar por el nivel de futbolistas que tiene, es momento de quitarse prejuicios y traer un técnico extranjero que pueda revolucionar al Tri.
Algo como lo que ocurrió con César Luis Menotti entre 1991 y 1992. Un entrenador con un bagaje internacional que por sí mismo tenga autoridad sobre los jugadores y que represente un guía en todos los sentidos para los seleccionados.
En la Selección Nacional se requiere de alguien a quien le crean los jugadores, que lo admiren como estratega de fútbol, que los ayude a potenciar sus cualidades técnicas y físicas, que imponga métodos de trabajo distintos, de alto rendimiento, que ponga orden, que no se deje manejar por intereses comerciales, que dé un vuelco a la historia del Tri en los Mundiales y se quite el maldito estigma del “quinto partido” y vaya más lejos que eso.
Basta ya de poner como pretexto aquello de “la idiosincrasia del mexicano” para no buscar a un técnico del extranjero. El futbolista mexicano tiene que crecer, y para ello necesita al mando a alguien que esté en otro nivel para lograrlo.
La oportunidad está en la mesa de Decio de María, nuevo Presidente de la Federación Mexicana de Fútbol. Ojalá que no se cierre al mercado mexicano, que tampoco se deje influenciar por quienes alegan que debe ser forzosamente alguien que ya haya trabajado en el medio futbolístico nacional.
Opciones a nivel internacional hay varias y tampoco dudo que de afuera alguien quiera entrarle al Tri, es una muy buena opción para dirigir en un Mundial y trascender. Por favor, que no se vayan con el entrenador de moda en México, ya hemos visto los resultados, no pasa nada.
