
Han pasado 40 años… pero la marca de los terremotos de 1985 y 2017 en la Ciudad de México siguen latiendo en Enrique Burak, Raúl Sarmiento y Eduardo Bacas.
“Antes del 85 era, ¡oh, tembló! bueno, pues no pasa nada a lo que sigue. Y ahora ya sabes que si viene un temblor fuerte, que sí puede pasar algo grave, el hecho de tener la alarma sísmica, que también es algo muy importante. Qué bueno que a veces si el epicentro no está en determinado lugar y que si no suena, que si la sirena, yo qué sé, pero ya tienes un elemento que te ayuda”, analiza Burak.
El 2017 lo volvió a enfrentar al miedo. Enrique Burak estaba en Televisa, tercer piso.
“Y de pronto, empieza otra vez y, bueno, parecía que traíamos una borrachera terrible porque, bueno, pues nos caímos al piso. Y luego a tratar de bajar los tres pisos y ya vas para afuera, ¿no? Pero sí hay hay una consciencia diferente a partir de de lo que pasó en el 85”

Raúl Sarmiento recuerda el terremoto del 85
Para Raúl Sarmiento, ningún sismo posterior al del 85 igualó aquel horror. La fiesta del Mundial de México 1986 estuvo siempre acompañada de fantasmas.
¿Qué tanta influencia tiene Televisa en esa decisión que toma la Femexfut, Raúl?
"Seguramente mucha, porque Emilio Azcárraga nos lo dijo varias veces en esas reuniones que tenía con nosotros en San Ángel, y pues sí, él siempre decía, el show tiene que continuar, tenemos que divertir a la gente, tenemos que darle diversión a todo nuestro México”.
“Si ustedes ven imágenes de la Final de América vs. Tampico, van a ver cómo en la zona de abajo, no tenía tribunas, porque estaban haciendo los nuevos palcos y una serie de cosas para el Mundial, así como los requerimientos de fiestas, por supuesto. Como ahora, justamente”.

Eduardo Bacas, entre trofeos y edificios derrumbados
Eduardo Bacas convirtió la tragedia en resistencia. Jugó entre miedo y hospitales, vio caer edificios y levantó trofeos. La ciudad había temblado. La tierra se había roto. Pero el espíritu humano resistió.
32 años después de la gran tragedia vino la sacudida en 2017, que también le dejó una lección más de vida a Eduardo Bacas. De los derrumbes en el Colegio Rébsamen su pequeña nieta Julieta logró salir de los escombros.

“Le preguntas y ella todavía se acuerda cómo fue el momento, qué es lo que estaban haciendo. Salían de la clase de computación, caminaban por un pasillo, entraban por una galería y ahí es donde se cayó todo. Lo único que hizo la maestra fue decir: 'contra la pared', me dice que era todo polvo, no se veía nada, no podían respirar, y ¿cómo salieron? vieron una luz blanca al final y la maestra les dijo: 'caminen, caminen, caminen'.
"Se cae el segundo piso del Enrique Rébsamen y se apoya sobre una camioneta negra que había en la puerta del estacionamiento. Bueno, salieron por ahí, la camioneta fue la que detuvo el peso de toda la estructura que se cayó".
Y así… Entre escombros y trofeos. Entre miedo y celebración. Entre la muerte y la vida… México sigue adelante.