Leo y escucho mucha indignación por la forma en que los Tigres fueron campeones en la Liguilla del Clausura 2019, como si tuvieran una deuda con la gente que estaba viendo la final por televisión o escuchándola en el radio.
En estricto sentido, entiendo la frustración de la gente por haber tenido que ver una Final que solo en ciertos momentos fue emocionante, pero que, en su mayoría, se trató de un equipo que no pudo hacer un gol y otro que se dedicó a cerrarle cualquier tipo de resquicio. En fin, tal vez a veces se nos olvida que el principio del juego es meter y que no te metan gol, la fórmula que uses para ello, pues, esa solo tú la sabrás.
También creo que a veces se nos olvida que esto del deporte, además de ser un espectáculo, es también un negocio con gente y trabajos que dependen de los resultados que obtienes. Inversiones cuya finalidad es tener al club buscando le meta última que, en nuestro rubro, es ser campeón. Tigres ha sabido hacerlo y estoy seguro que tus críticas a su estilo de juego, le suenan como el viento pasar.

¿Será que vivimos con la percepción de que las Finales siempre deben ser espectaculares? Entiendo que hay mucha emoción cada que se va a jugar una Final, sea de Liga MX, Champions League, NFL, NBA, MLB, NHL, etc…sin embargo, no por el hecho de ser una Final será emocionante.
En el caso particular de la NFL, tema sobre el cual versa este espacio, el Super Bowl no siempre ha sido el juego más emocionante del año, incluso y no yéndonos muy atrás en el tiempo, el pasado Super Bowl LIII fue un duelo 100% defensivo, con pocos puntos en el marcador y menos emociones que contar, pero que a la postre, ya en la profundidad del análisis, fue un juego extremadamente bien planteado y pensado por ambos entrenadores, quienes lograron nulificar lo mejor que tenía cada equipo.

También está el lado completamente opuesto y ese es el de las palizas ¿Nos seguiríamos quejando igual si Tigres le hubiera metido 7 goles al León? ¿O seguiríamos intentando encontrarle 6 pies al gato diciendo que fue una Final aburrida por ser una paliza?
En la NFL hemos tenido muchas de esas, basta con recordar el Super Bowl XX cuando los Bears borraron 46-10 a los Patriots en Nueva Orleans, o durante los 90’s, la cantidad de palizas que hubo en los Super Bowls de esa época.
El Super Bowl XIX, por ejemplo, presentaba un duelo entre los dos mejores quarterbacks de la época, Dan Marino y Joe Montana, el escenario era inmejorable para un juego que recordaríamos cada día por el resto de nuestras vidas. La realidad no fue así, Montana y los 49ers apalearon 38-16 a Marino y los Dolphins, dejando el duelo en una simple nota al calce.
No necesariamente por ser una Final la emoción está garantizada. Incluso uno de los históricos del futbol, Alfredo Di Stéfano, lo inmortaliza en la frase: “Las finales no se juegan… se ganan”. Si la forma en la que se hace no es del agrado de los aficionados que la ven por la televisión, creo que es lo último que pasa por la cabeza de los actores principales dentro del terreno de juego.
Podemos ser exquisitos y demandar siempre muchos puntos, goles y emociones en todos los partidos, pero seamos también conscientes que quienes actúan son seres humanos cuyo "modus vivendi" depende de lo que hagan o dejen de hacer en el que puede ser el partido más importante de sus vidas.
A veces hay que recordar que el objetivo principal de todos los deportes, individuales o colectivos, es ganar. Si la forma en que se hace no le parece al aficionado que los ve hacerlo, pues allá ellos, a los atletas no les pagan por darles gusto, les pagan por ganar.