En la última década las potencias del Golfo (principalmente Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita) han transformado el mapa financiero del deporte mundial.
A través de fondos soberanos, empresas estatales, familias reales y conglomerados privados, estos actores han comprado clubes, firmado a superestrellas, lanzado ligas y pagado por grandes eventos y derechos de transmisión. Lo que empezó como patrocinios puntuales se ha convertido en una estrategia de estado y de diversificación económica.
Adquirir control de clubes da influencia sostenida; ahí actúan principalmente QSI, Abu Dhabi United Group y PIF:
• Qatar / QSI → Paris Saint-Germain (PSG). La compra en 2011 puso a PSG en el mapa global mediante inversión masiva en plantilla, marketing y expansión internacional. El patrocinio y las sinergias estatales reforzaron su crecimiento como marca deportiva.
• EAU / Abu Dhabi (Sheikh Mansour) → Manchester City y City Football Group. Desde 2008 el modelo ha sido la multipropiedad (Man City, NYCFC, Melbourne City, Girona, etc.), con una estrategia global de desarrollo de marcas, cantera y comercialización.
• Arabia Saudita / PIF → Newcastle United. En octubre de 2021 el PIF lideró la compra mayoritaria de Newcastle, un movimiento que marcó la entrada directa del fondo saudí en la Premier League inglesa.
La propiedad permite planes a largo plazo: inversión en infraestructuras, academias, redes comerciales y acuerdos de patrocinio cruzados. También facilita el intercambio dentro de 'redes' de clubes (City Football Group).
Los estados y empresas del Golfo hicieron del patrocinio y la compra de derechos un arma clave:
• Medios y derechos: Qatar, a través de beIN y otras empresas vinculadas, consolidó presencia en derechos de televisión y streaming, con contratos para competiciones regionales y europeas que aumentaron su influencia en la distribución de contenido.
• Marcas y aerolíneas: compañías como Etihad o Emirates han puesto su logo en camisetas y estadios globales (táctica de branding), mientras Aramco se convirtió en socio global de Fórmula 1 y patrocinador de equipos (Aston Martin), integrándose en la élite del patrocinio deportivo.
• WWE y entretenimiento: Arabia Saudita firmó acuerdos multianuales con WWE (eventos Crown Jewel, Elimination Chamber, etc.), pagando cifras altas por shows exclusivos y presencia mundial. Esto ilustra la apuesta por el deporte-espectáculo como producto exportable.
El objetivo aquí es doble: monetizar visibilidad global y usar la exposición para legitimar proyectos domésticos de turismo y consumo.
Además de fichajes, compras y patrocinios, la región financia competiciones enteras o las convierte en sede recurrente:
• LIV Golf (PIF): la creación y financiamiento de un circuito alternativo puso en jaque la estructura del golf profesional y terminó forzando acuerdos y fusiones con circuitos tradicionales. El PIF destinó miles de millones para el proyecto.
• Grandes premios y torneos: Arabia Saudita y Qatar han conseguido Grandes Premios de F1, torneos de tenis y citas de futbol, usando eventos para atraer turismo internacional y reforzar marcas país. Aramco, por ejemplo, patrocina equipos y aparece en la órbita de la F1.
• Megashows y festivales deportivos (Riyadh Season, GEA): el Reino promueve temporadas de entretenimiento con combates de boxeo, wrestling y eventos deportivos multitudinarios que combinan ocio, compras y deporte.
• Para 2026/27 se llevará a cabo la meca de la WWE, Wrestlemania, el super bowl de la lucha libre a ese nivel.
Estas competiciones tienden a ser plataformas rápidas para visibilidad internacional, inversión extranjera y actividad económica local: hoteles, transporte, patrocinios y consumo.
Clubes y promotores vinculados a capitales árabes han ofrecido contratos que compiten con las grandes ligas europeas y norteamericanas:
• Futbol — Saudi Pro League: la llegada de estrellas veteranas (ej.: Cristiano Ronaldo a Al-Nassr, Karim Benzema a Al-Ittihad, Neymar a Al-Hilal) ha sido un rasgo definitorio del auge saudí desde 2022 en adelante. Esos fichajes supusieron contratos y paquetes comerciales de cifras extraordinarias, pensados no sólo para rendimiento deportivo sino para atraer audiencia y patrocinios.
Cristiano Ronaldo, el último contrato, un año y $ 200MDD.
Neymar, 2 años y más de $ 250 MDD.
Karim Benzema, 3 años y más de $ 195 MDD.
Aunque hay más jugadores europeos en el futbol de la liga árabe, los más sobresalientes por los montos son los tres mencionados, aunque Neymar ya salió de este equipo.
• Golf — contratos con figuras para LIV Golf: la liga financiada por el Public Investment Fund (PIF) atrajo a figuras consolidadas del circuito mundial con ofertas multimillonarias, alterando la economía del golf profesional. La inyección de capital fue decisiva para forzar negociaciones y acuerdos con circuitos tradicionales.
Jon Rahm, golfista español, firmó para darle difusión a la recién creada liga profesional de golf árabe, con un contrato por 3 años y $ 520 MDD más premios.
• Boxeo / Combates especiales: Arabia Saudita ha pagado 'bolsas' enormes para peleas y apariciones estelares, usando esos eventos como plataforma para atraer turismo e imagen internacional.
El contrato más reciente para Saúl 'Canelo' Álvarez, fue de 4 peleas (3 en Arabia) y la más reciente en Las Vegas del pasado 13 de septiembre; todo esto por más de $ 380 MDD sólo para Saúl.
• La nueva liga de beisbol de Arabia, que sucederá a final de año, ya con contratos millonarios para jugadores profesionales, entre ellos exgrandes ligas que viajarán en 'invierno' para estrenar esta liga. Rumorándose que estrellas del calibre de un Shohei Ohtani podrían llegar.
• La noticia más reciente, igualmente tiene que ver con el Jeque Turki Alalshikh, quien después de varias conversaciones logró cerrar un evento amistoso exclusivo de Football Flag para el 21 de marzo de 2026; nada más y nada menos con figuras en activo y retiradas como Tom Brady, CeeDee Lamb, Myles Garrett, Tyreek Hill, Odell Beckham Jr., entre más jugadores, que conformarán 3 equipos dirigidos por: Pete Carroll, Sean Payton y Kyle Shanahan. No se dieron a conocer las cifras, pero barato, no será llevarlos solo por un juego de exhibición.
Estos movimientos muestran que la inversión en deportistas individuales busca impacto mediático inmediato, crecimiento de audiencias y —en muchos casos— un retorno indirecto en turismo, branding y soft power.
Las inversiones árabes en deporte responden a varios fines híbridos:
1. Diversificar economías dependientes del petróleo (inversión directa y promoción de sectores: turismo, entretenimiento, medios).
2. Soft power y branding nacional: el deporte ayuda a posicionar la imagen internacional de países/ciudades.
3. Retornos comerciales: explotación de patrocinios, venta de entradas, derechos y merchandising.
4. Política interna y social: generar empleo, entretenimiento masivo y percepción de apertura (p. ej. medidas de Vision 2030).
Si bien las inversiones aportan recursos, también atraen críticas y riesgos:
• Acusaciones de sportswashing: ONG y analistas han denunciado que algunos gobiernos usan el deporte para blanquear su imagen frente a cuestionamientos sobre derechos humanos. Estas críticas han acompañado compras y contratos sonados (Newcastle, eventos en Riad, etc.).
• Sostenibilidad financiera y relaciones internacionales: Compras y proyectos de altísimo coste (ligas, derechos) generan tensiones con competidores, federaciones tradicionales y broadcasters (ej.: disputa beIN vs. Arabia Saudita). Además, la viabilidad a largo plazo de algunos proyectos depende de decisiones políticas internas.
• Efecto en mercados locales: la llegada de grandes fichajes puede inflar sueldos y alterar la competitividad de ligas locales sin garantizar el desarrollo de talento nacional si no se acompaña de políticas de formación.
Las cifras y la intensidad de las operaciones sugieren que no se trata solo de una moda pasajera: hay un cambio estructural en la economía del deporte. La combinación de fondos soberanos con visión política (diversificación económica, turismo, soft power) y voluntad de gastar cantidades enormes colocan a Qatar, EAU y Arabia Saudita como actores permanentes en el tablero global.
Pero la sostenibilidad a largo plazo —en términos de legitimidad, retorno financiero y aceptación internacional— dependerá de cómo estos proyectos se integren con el deporte tradicional, la gobernanza y las expectativas sociales…Soy Javier Balseca y esto fue: Los dineros del deporte.