Futbol
Editorial Mediotiempo
Columna de Mauricio Cabrera Editorial Mediotiempo

Declive universitario

Los tiempos de felicidad absoluta en Ciudad Universitaria se agotaron hasta prácticamente desaparecer. El recuerdo del equipo que consiguió el histórico bicampeonato se mantiene vigente dentro del corazón de los aficionados, se trató de una alegría incomparable para sus seguidores; sin embargo, el final de un periodo plagado de éxitos tenía que presentarse tarde o temprano. Ni el peso específico de Hugo Sánchez, ni el ímpetu de cualquiera de sus jugadores era motivo suficiente para sospechar que la gloriosa etapa de los felinos perduraría a lo largo de los años. En el balompié actual, especialmente en un futbol regido bajo el sistema de torneos cortos, ostentar la corona de forma continua entraña un alto grado de dificultad, que va desde los rubros netamente deportivos y de toma de decisiones hasta los temas que refieren a la pésima calendarización realizada desde los escritorios. El futuro de los del Pedregal dependerá de la madurez con que se afronte un periodo crítico y decisivo para fincar las bases de la resurrección.

La constante actividad a la que estuvieron expuestos los jugadores es una de los culpables lógicas del bajo rendimiento desplegado por la escuadra auriazul en fechas recientes. La gran mayoría de los futbolistas resiente la excesiva celebración de partidos; los esfuerzos infructuosos de los preparadores físicos por elaborar programas que disminuyan el desgaste presentan las limitaciones propias de una disciplina en la que el descanso es indispensable.   Sin embargo, la aceptación de dicha problemática no va ligada con las erróneas decisiones de cuerpo técnico y directiva. El cansancio no es el que falla frente a la puerta rival, tampoco el que es incapaz de enviar un centro con sentido al área contraria; mucho menos el que recurre al amontonamiento de artilleros para luchar por el empate. Entender las circunstancias dista de servir como justificación para una campaña sólo calificable de mediocre.

Un resplandor al final del túnel aparece como la única esperanza de los Pumas para salvar el semestre que discurre: los cuartos de final de la Copa Sudamericana. En el seno de la entidad estudiantil entienden que la eliminatoria ante el Corinthians de Brasil marcará el rumbo de un proceso que atraviesa el momento de mayor incertidumbre desde que diera inicio. Hugo necesita revaluar su imagen como estratega; sus dirigidos, ganarse la continuidad en una institución que anuncia limpia para el próximo certamen. La honrosa derrota en suelo brasileño dejó en el aire el futuro azul y oro. El gol de Antonio de Nigris puede quedar como simple dato anecdótico o ser el punto de partida para cotizar alto a nivel internacional, plano en el que los de la Universidad Nacional ya quedaron a deber en una oportunidad, cuando sucumbieron en la Copa de Campeones de la Concacaf.

De los bicampeones queda muy poco. Algunos de los protagonistas se mantienen, pero la actitud, entrega y desempeño ha cambiado hasta hacerlos irreconocibles. El inolvidable baño de gloria debe quedar en los archivos, sitio en el que siempre ocupará un lugar preponderante. Los felinos deben mirar hacia el frente, recuperar el hambre de triunfo y aceptar que no pueden vivir del pasado ni del nefasto recurso de culpar a terceros. Sólo así, con humildad, los Pumas podrán volver a rugir; de lo contrario, la oscuridad volverá a posicionarse sobre el estadio de Ciudad Universitaria.

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