Cuando vives con depresión y/o ansiedad, el ejercicio físico puede hacer una gran diferencia.
¿Cómo es que el ejercicio combate la depresión?
- Te ayuda a distraerte. A eliminar de tu mente todos los pensamientos negativos que puedas traer y aligerar tus preocupaciones.
- Libera endorfinas. Son sustancias químicas que nos hacen sentir bien, mejor conocidas como “hormonas de la felicidad”. Tienen efectos analgésicos y ansiolíticos en nuestro cuerpo, y se encargan de reducir la sensación de dolor y anular las emociones negativas.
- Mejora tu autoestima. Con el ejercicio, además de sentirte mejor mentalmente, mejorarás tu forma física: ganarás condición, alcanzarás un peso saludable y estarás más cómodo con tu cuerpo.
- Te obliga a interactuar más. Puedes tener la oportunidad de conocer más personas si haces ejercicio, ya sea caminando en la calle o en alguna clase grupal.
- Te enseña a tomar mejores decisiones. Si tu estado de ánimo está mal, es mejor ejercitarte que irte a fumar, por ejemplo, o a beber alcohol. Aprenderás que pequeñas decisiones pueden volverte una persona más saludable.
Es difícil querer hacer ejercicio si tienes una enfermedad mental, por lo tanto, escoge una actividad que te agrade y fíjate metas alcanzables en cuanto al tiempo y esfuerzo que le vas a dedicar. Lo mejor es comenzar poco a poco, aunque probablemente te guste tanto que después no quieras dejar de hacerlo.