Llega esa época del año en que la pregunta más importante no es "¿qué regalos comprar?", sino "¿qué vamos a cenar el 24?". Es el momento cumbre donde la familia se reúne alrededor de la mesa y tú tienes la oportunidad de consagrarte como un héroe o de iniciar una guerra civil por un pavo seco.
Pero tranquilo, este año no vas a fallar. Ya sea que te toque ser el anfitrión, cooperar con algo o simplemente quieras proponer un menú ganador, aquí desglosamos las mejores opciones para que esta cena de Navidad sea memorable. Desde los platillos que son un abrazo al corazón hasta alternativas para sorprender al más exigente.
¿Cuáles son los clásicos que nunca defraudan?
Si eres de los que piensan que "Navidad sin estos platillos no es Navidad", esta es tu alineación titular. Son apuestas seguras que apelan a la nostalgia y al sabor que todos conocemos y amamos.
- El Pavo Relleno: El rey indiscutible de la mesa. La clave del éxito no está solo en el dorado perfecto de la piel, sino en un relleno jugoso que puede llevar desde carne molida con frutos secos hasta una mezcla más dulce con manzanas y ciruelas pasas. Es laborioso, sí, pero su presencia en la mesa es sinónimo de celebración.
- La Pierna de Cerdo Adobada o Mechada: Para muchos, la verdadera estrella de la noche. Más jugosa y con un sabor más intenso que el pavo, la pierna de cerdo se puede preparar con un adobo de chiles secos que es una gloria o mechada con almendras, tocino y ciruelas. Un platillo robusto y lleno de sabor.
- El Bacalao a la Vizcaína: O lo amas o lo odias, no hay puntos medios. Este guiso de origen español, pero profundamente arraigado en el centro de México, combina el pescado salado con jitomate, pimientos, aceitunas y papas cambray. Su sabor es potente y complejo, ideal para los paladares que buscan algo diferente.
- Los Romeritos en Mole: Un clásico capitalino que no puede faltar. Este platillo prehispánico, preparado con el quelite romerito, mole poblano, nopales, papas y tortitas de camarón seco, es una bomba de sabor única. Es el acompañamiento perfecto o incluso un plato fuerte vegetariano (si omites el camarón).
¿Quieres sorprender sin complicarte la vida?
Si no quieres pasar tres días en la cocina o buscas algo con un toque más moderno, estas opciones son para ti. Son platillos que impresionan pero que tienen un grado de dificultad menor.
- Lomo de Cerdo en Salsa de Ciruela o Chipotle: Más rápido de cocinar que la pierna entera, el lomo es una pieza magra y deliciosa. Bañado en una salsa agridulce de ciruela o en una cremosa y picosita de chipotle, te garantiza aplausos sin tanto esfuerzo.
- Costillas de Cerdo a la BBQ con un Toque Navideño: ¿Quién dice que la BBQ no es navideña? Prepara unas costillas con tu salsa favorita y añádele un toque de canela, anís o incluso arándanos a la mezcla. Se cocinan lento en el horno y el resultado es una carne que se deshace del hueso.
- Tamales: Sí, ¡tamales! Organizar una tamaliza puede ser el plan perfecto. Ya sean rojos, verdes, de mole, oaxaqueños o de dulce, los tamales son sinónimo de fiesta y hogar. Cada quien puede llevar de un tipo y así tienen una variedad increíble.
¿Con poco presupuesto pero con mucho espíritu?
La Navidad no se trata de gastar una fortuna, sino de compartir. Con estas ideas puedes ofrecer una cena deliciosa sin que tu cartera sufra en enero.
- Pollo Relleno al Horno: Es la versión económica y más rápida del pavo. Un buen pollo de granja, relleno con verduras, carne o incluso arroz, y bien sazonado por fuera, puede ser igual de espectacular y mucho más amigable con tu bolsillo.
- Pozole Rojo o Blanco: ¿Hay algo más reconfortante y rendidor que un buen pozole? Prepara una olla grande de pozole de cerdo o pollo, con todos sus acompañamientos (lechuga, rábano, cebolla, orégano, chile piquín), y tendrás a una multitud feliz y satisfecha.
- Ensalada de Nochebuena y Pasta Fría: No subestimes el poder de las guarniciones. Una colorida ensalada de Nochebuena (con betabel, jícama, naranja y cacahuates) y una cremosa pasta de coditos fría pueden ser el complemento perfecto para cualquier platillo o incluso la base de una cena más ligera.
No importa qué elijas, lo fundamental es la intención y la compañía. Cocinar para los tuyos es, al final del día, una de las mejores formas de decir "te quiero".
