
Tras la gran tragedia del terremoto del 19 de septiembre de 1985, Enrique Burak guarda una de las imágenes más duras de su vida: el estacionamiento de Televisa convertido en depósito de ataúdes. El olor de la muerte mezclado con polvo y concreto derrumbado.
“En el segundo piso empezaron a llevar ataúdes. Fue algo terrible… un olor muy especial, entre construcción caída y cuerpos en descomposición, era algo muy feo”.
La normalidad comenzó a abrirse paso: noticieros al aire, telenovelas, liguilla. La vida empujando a la muerte.
La casa de los Diablos Rojos, una morgue en 1985
Un mes antes, el Parque del Seguro Social había celebrado a los Diablos Rojos campeones. La esquina de Viaducto y Cuauhtémoc fue fiesta, gritos y banderas rojas ondeando. Un mes después, ese mismo lugar sería morgue.
“Eso fue el 22 de agosto. Gran algarabía, gran festejo, cerrando la temporada en el parque del seguro y, pues, quien se iba a imaginar que un mes después se iba a convertir en un sitio para que colocaran ahí tantos ataúdes y que se convirtiera en lugar fúnebre”.
El contraste fue brutal. De la fiesta a la desolación. Los jardines del parque se transformaron en una cama de hielo, bolsas negras con nombres escritos a mano. La cifra oficial hablaba de 10 mil muertos. La realidad duplicaba o triplicaba ese número.

“Era lógico, pues necesitabas un lugar así, porque las cifras de los muertos, pues, una es la oficial, pero otra es la real, donde te hablan de 20, 25 mil muertos, las reales. Entonces, sí necesitabas un sitio amplio para que cumpliera con esa función”
Los desaparecidos del terremoto del 85
Raúl Sarmiento, nacido en la colonia Roma, caminó con sus amigos hasta el parque. Buscaban a conocidos desaparecidos. La brutalidad fue mayúscula.
“Imagínense que está todo lleno de hielo. Era una cama enorme en todos los jardines. O sea, para poder hablar beisboleramente, los jardines eran una cama de hielo y bolsas negras con unos nombres arriba. Entonces llegabas, dabas los nombres, entrabas por donde caminabas hacia los dogouts.

El olor era muy feo, muy feo. La descomposición total. Trataban de mantenerlos con hielo. Pasaban los días, mucha gente jamás fue recuperada. Sabemos que murieron, ¿verdad? Miles y miles de desaparecidos. La cuenta de muertos fue una, pero aparte la de los desaparecidos, como nuestros cuates”.
Sarmiento describe la escena como un infierno: esperanza y terror en un mismo golpe. Gente buscando nombres, recibiendo negativas, levantando la vista y enfrentándose a la muerte alineada en bolsas negras.
“Era escalofriante, era de miedo, era de terror, porque aparte daba miedo. O sea, no es nada más ver muertos, sino olerlos, quedarte con ese olor varios días, es horrible, es un golpe muy fuerte a la razón, o sea, fue muy conflictivo. 1985, septiembre para mí es muy conflictivo”.
El extinto Parque del Seguro Social se convirtió en una morgue, en la tragedia del 85 pic.twitter.com/TGZT0A6OHS
— Joely (@Joely1984) September 15, 2025
Del vitoreo de un campeonato al silencio de una morgue improvisada. El Parque del Seguro Social encarnó la dualidad de una ciudad que lloraba, pero que poco a poco intentaba volver a la vida.