El América ha comenzado el año con buenas cuentas en la estadística, pero con muchas dudas en la práctica. En sus dos encuentros del 2004, las Águilas suman una victoria y un empate. Sin embargo, ambos resultados han ido acompañados de errores arbitrales a su favor y de una buena dosis de suerte, la cual parece estar de su lado en el inicio de este año. Sin caer en acusaciones sin sentido en torno a la ayuda de la que ha sido objeto el cuadro de Coapa, debe reconocerse que, de acuerdo a lo acontecido en el terreno de juego, las unidades que ha obtenido en el Interliga podrían reducirse bastante de no haber existido las fallas de los hombres de negro; dos equivocaciones que incidieron de manera directa en el marcador.
Realizar un análisis basado en lo que dicen los números terminaría por ser aventurado y riesgoso; el funcionamiento de los azulcremas sobre el rectángulo verde sigue siendo deficiente y carente de equilibrio entre el aparato ofensivo y el defensivo; las contrataciones realizadas por la directiva, encabezada por Javier Pérez Teuffer, estuvieron encaminadas a incrementar el poder en la línea de ataque, olvidando la urgente necesidad de reforzar la zona de seguridad, misma que fue un auténtico desastre a lo largo del torneo pasado. En días anteriores, Leo Beenhakker dio a entender que se requería un refuerzo. Queda claro que se refería a un hombre que tuviera la capacidad suficiente para hacerse cargo de la retaguardia. El regreso de Duillo Davino se presenta como el único elemento de optimismo en dicho sector, aunque no deja ser una solución parcial de un problema que puede terminar por matar las aspiraciones americanistas en competencias venideras.
Son muchos los técnicos que afirman que un equipo se arma de atrás para adelante; no les falta razón. Es imposible buscar dar espectáculo y atacar al rival si no se cuenta con la seguridad que da una defensa sólida y confiable, algo de lo que las águilas adolecen. De nada servirá anotar una buena cantidad de goles si, en cambio, se reciben todavía más de los que se realizan.
La enfermedad aún puede ser aniquilada, todo dependerá del trabajo y la inteligencia que posean los elementos de la entidad americanista para aceptar y poner manos a la obra en esta problemática.