Que de hecho sí creo que lo son, unos animales salvajes que no razonan ni se adaptan a la sociedad, como usted, usted o como yo.
Otra vez un sector violento de la afición de Rayados es noticia nacional al volver a agredir y pelear tras perder un partido en el BBVA.
¿Por qué hay enfermos mentales que cada que pierde Monterrey tienen que agredir a los rivales, a pelearse entre ellos e incluso hasta golpear a quienes se les paren en frente?
¿Por qué esos fanáticos, que es un sector reducido de esta afición, eso hay que decirlo, siempre son noticia a nivel nacional?
Es muuuy normal que esto suceda en el BBVA.
Abordo el tema porque lo que sucedió el sábado volvió a comentarse por todas partes.
1.- Un fanático golpeó por la espalda a un aficionado de Pachuca que era entrevistado por Canal 6.
Favorablemente fue capturado y puesto a disposición de las autoridades que, lamentablemente, pronto será dejado libre. Es cuestión de horas.
Si lo digo es porque hablé ayer con autoridades y me cuentan que seguramente no será enjuiciado, aunque sí deberían.
2.- Otros fanáticos, en manada como animales salvajes, golpearon, lastimaron, fracturaron y dejaron con severas marcas a padre e hijo al acabar el partido.
Familiares de las personas agredidas se manifestaron en redes buscando justicia en contra de los aficionados a Rayados.
3.- Y hubo otras persecuciones a las afueras del BBVA.
¿Por qué sucede?
Ayer contacté a varias personas involucradas, a otra del club y hasta tuve a un barrista que “me explicó” —a su enferma manera— del por qué golpean.
¿Qué los lleva a golpear?, ¿en verdad es porque su equipo no gana?, ¿por qué ya es muy común que suceda en el BBVA?
Porque eso es una enorme realidad: no hay estadio que registre más violencia cuando el equipo no gana.
— Dime por qué cada vez que no ganan siempre hay golpes…
— ¿Qué es lo que los impulsa a golpear?
Esas preguntas le hice al “Adicto” que me pusieron para que me contestara las dudas que tiene la gente.
Con “Adicto” entiéndase integrante de la barra de su equipo llamada “La Adicción”.
(Voy a tratar de ponerles de forma literal como me lo decía; claro, haciéndole algunas correcciones).
“¡Eeeh, pues es nuestro territorio!”, me dijo.
Usted, querido lector, tendrá dudas de por qué se comportan así estos enfermos mentales que golpean a la gente que porta otra playera.
— Pero, dime algo, ¿apoco sólo porque son rivales les nace golpearlos?
“Es que es algo que ustedes no van a entender, todos ustedes no saben lo que es sentir la camiseta, no sienten esta pasión”, me seguía escribiendo sin yo dar crédito a lo que leía.
Híjole, qué difícil es para uno escuchar eso y transmitírselos a ustedes.
Es imposible de aceptar, pero muuuy fácil de entender, esa mentalidad y esas palabras de los barristas.
Hay que entender una cosa: ellos no piensan como la mayoría, no tienen esa capacidad de entender que esto es un juego, un simple y llano equipo de futbol y que no pasa de ahí.
Me decía este “Adicto” —que dudo que se denomine así sólo por el nombre de su barra— que ellos están para “amar” y “defender” el nombre de su equipo y que…
“Antes que todo está Rayados y ésta es nuestra casa; nadie nos gana aquí”.
He ahí las consecuencias de hacerles creer que el BBVA es su casa; hay gente sin capacidad que se la cree.
— ¿¡De verdad golpean por el equipo y porque el agredido es de un equipo rival!?, le pregunté ayer con un enorme dejo de incredulidad de que ése fuera el motivo. Me negaba y me niego a aceptar que existan entes que piensen así.
Me dio un choro muy mareador que, en resumidas cuentas, terminaba con: “¡Aguante La Pandilla, apááá…!”.
Esta ocasión toco (oootra vez) que fuera ese sector violento de Rayados, pero puede pasar con cualquier barra.
¿Creerán que ése que golpeó al aficionado Tuzo lo hizo “porque nadie viene a ganarnos acá”?, así me dijo el barrista de la misma “Adicción”.
El enorme grueso de la afición no es así, pero desgraciadamente en Rayados siempre hay un grupo que cada que su equipo pierde como local, buscan agredir al que se debe… incluso hasta de su propia tribu.
Posdata
“¡Aguante La Pandila!”, es el grito de batalla de gente que fácilmente podría crecer y vivir en la selva.
Conclusión
Sé que ni usted ni yo logramos entender el proceder de estos enfermos mentales, y bendito Dios que así sea.