La celebración se extendió hasta altas horas de la madrugada. El triunfo obtenido por la selección mexicana ante su similar de Argentina despertó la euforia de miles de visitantes aztecas en tierra chiclayana. Restaurantes, discotecas e incluso algunos clubes nocturnos lucieron abarrotados y con un ambiente completamente distinto al de días anteriores. La alegría de los mexicanos contagió a los anfitriones y dos razas hermanas se unieron sin que mediaran diferencias de por medio. Bailes, cánticos, abrazos, felicitaciones y alabanzas aparecieron en cada rincón de la capital del departamento de Lambayeque. En el gremio periodístico nacional también existía algarabía por la victoria, sin dejar de ser siempre precavido y cauto al momento de emitir un juicio.
Un nuevo amanecer llegó. La efusividad de la noche se transformó en silencio y tranquilidad, mientras que el eco de la hazaña reciente aún se percibía en el mudo lenguaje del viento y en la curiosa gente de Chiclayo, que no hace más que felicitarnos por haber derrotado a un equipo “sobrado y soberbio”. “México es favorito”, aseguran aparentemente convencidos, y nosotros no hacemos más que esbozar una sonrisa ante tan singular acontecimiento. Ser favoritos no es algo a lo que estemos realmente acostumbrados, por lo que la sensación de orgullo y satisfacción resulta un inusual lujo que podemos darnos, aunque quienes verdaderamente merecen la felicitación se encuentran concentrados en el hotel Costa del Sol.
El entrenamiento del día fue programado a las doce horas. La cita, como de costumbre, en el Colegio de Santo Toribio. El número de medios de comunicación que asistió a cubrir las novedades del campamento mexicano aumentó considerablemente. El resultado ante los pamperos ha puesto a México en los cuernos de la luna y el interés por lo que hace y expresa es notable. Las pláticas entre colegas se efectúan y el reconocimiento al planteamiento táctico de Ricardo Antonio Lavolpe es unánime, aunque no faltaron algunos que criticaron la forma y olvidaron el fondo. El estratega tricolor se ve contento y satisfecho con la actuación de sus pupilos y, aparentemente, eso colaboró para que los representantes de prensa tuviéramos la posibilidad de presenciar la mayor parte de la práctica, sin que el tema táctico llegara a tocarse. Los jugadores se relajaron con un interescuadras que más bien era una “cascarita” y el trabajo serio se dejó para mañana, cuando estaremos viajando a Piura para vivir el cierre de la primera fase dentro del segundo sector.