Si eres de los que cada lunes dice: “ahora sí voy a comer saludable”, y tienes toda la intención pero siempre algo te sale mal, puede ser que estés empezando por el camino equivocado. No es que te falte fuerza de voluntad, tal vez sólo se trata de entender que comer sano no es sinónimo de sufrir o restringirnos demasiado.
Estos son los errores más comunes que cometemos cuando queremos comer saludable:
- Eliminar por completo grupos de alimentos. Pan, fruta, tortilla, dulces, etc. Y por supuesto, a los pocos días llega el cansancio, el mal humor y la sensación de haber fracasado. Comer bien no es prohibirnos cosas, sino aprender a comer de todo pero de manera equilibrada y cuando nuestro cuerpo lo necesita.
- Pensar que entre menos comemos es mejor. No tenemos que comer poquito, pues eso no adelgaza ni mejora la salud, sólo nos deja sin energía, con estrés, e incrementa el antojo por alimentos dulces o grasosos. El resultado: terminamos comiendo más de lo que pretendíamos evitar.
- Complicarnos de más. Con recetas imposibles y planes que no se ajustan a nuestro ritmo de vida real. Comer saludable debe ser algo práctico, no un trabajo extra. Comida simple, constancia y opciones sencillas son la clave.
Querer resultados inmediatos. Nos desesperamos si en una semana no vemos cambios, cuando la nutrición funciona como un hábito, no como un castigo con recompensa rápida.
Comer más sano no empieza eliminando ni castigándonos. Empieza con pequeños cambios sostenibles a largo plazo: más verduras, más agua, mejores porciones, horarios más estables, más ejercicio y sobre todo, una relación más amable con la comida. Porque comer bien no se trata de sufrir, se trata de vivir mejor.
