Futbol
Caleb Ordoñez Talavera
Columna de Caleb Ordoñez Caleb Ordoñez Talavera

Piensa en Tom Brady

Ciudad de México

El alma esta en el cerebro. ¿Cuáles son esas partículas de ensueño que habitan en el bunker craneal que guarda nuestra información cerebral? Esa atmósfera que nos anima, a pesar de la desgracia y la tristeza.

¿Cómo te levantas cuando ya no tienes las fuerzas suficientes? Cuando has olvidado quien eres. Cuando la edad pesa. Cuando los mejores tiempos ya se han esfumado. Cuando las fuerzas, la motivación no es la misma y cada noticia; cada evento deprimen las emociones y agotan nuestros sesos. ¡Qué difícil es crecer!

Las constantes derrotas nos pueden marchitar, recuerdan que antes fuimos más emotivos, asertivos, funcionales, emprendedores, fuertes y vigorosos. Pero cuando constantemente, resentimos la decadencia, podemos llegar a pensar que todo aquello por lo que luchamos, no vale la pena.

Todo eso podría ser una realidad, pero existe un tal Thomas Edward Patrick Brady, los mortales lo conocemos como 'Tom Brady'.

En el deporte que practica, lo conocen como “the GOAT” (Greatest of all time), el mejor de todos los tiempos. El mejor mariscal de campo que ha pisado el emparrillado. Pero como cada historia de éxito, tiene una construcción que va mucho más allá de las aptitudes dentro del campo de juego.

Tom alguna vez fue el peor en un Draft de la NFL. Todos, absolutamente todos los equipos tuvieron la oportunidad de seleccionarlo, pero lo dejaron pasar pensando que no lograría nada con unas hombreras y un casco. Estamos hablando de 31 equipos que menospreciaron al californiano.

Nadie se imaginó que callaría las bocas como ningún otro futbolista en la historia de la NFL.

Aunque muy pequeño le enseñaron a jugar futbol americano, Tom no era ni siquiera el mejor de su barrio. Aunque su sueño era entrar a la liga profesional, ninguna universidad importante lo buscaba.

Sin embargo, logró colarse en el equipo de Michigan University y aunque daba todo lo que tenía, no pasaba de las 2,500 yardas por año. Un verdadero desastre.

En el año 2000, un reporte del draft decía sobre Tom: "De pobre complexión atlética, carece de gran presencia física y fuerza, no tiene movilidad para quitarse la presión, no tiene un brazo fuerte, no es capaz de lanzar grandes distancias, poco preciso en espacios reducidos, presionado con facilidad y que seguramente será exhibido". Por eso, fue la selección ¡199!

Piensa en esto, pasan 198 nombres antes del tuyo, incluso pareciera que nadie, absolutamente nadie te contratará, pero de pronto escuchas que irás a un equipo y lamentablemente ya está armado, realmente no te necesita.

Brady llegó al equipo como un náufrago, nadie en su equipo daba un centavo por él. Pero algo veía su entrenador Bill Belichick.

Su gran oportunidad llegó el 23 de septiembre del 2001, luego de la lesión de Drew Bledsoe y a partir de ahí no soltó al equipo. Hoy, 20 temporadas después, es el jugador más ganador de todos los tiempos con 6 anillos y es considerado el mejor de la historia.

Quizá no sea el jugador de fútbol americano más popular, quizá si. Pero de Brady podemos aprender a salir adelante a pesar de lo que otros digan de nosotros o como nos perciban. Cuando estás destinado al triunfo, no tienen que ver los factores reales sino la determinación que aguardan nuestra entrañas.

¿Qué somos realmente? ¿Lo determinó nuestra capacidad o es la infinita hambre de trascender a pesar de nuestras carencias?

El próximo domingo, le queda a Tom Brady demostrar que la magia no era de Bill Belichick, sino que estaba en su empeño y esfuerzo, un jugador en el que nadie confió y que 20 años más tarde es considerado el mejor. Muchos aún lo dudan y esa es sería su manera de probar que se equivocan una vez más, dándole un Super Bowl a Tampa Bay.

Pero si Tom Brady no lo lograse, no importa, ya nos ha enseñado que cuando todos te pueden menospreciar, aún tienes una fuerza especial, es el alma que habita en nuestro cerebro y que podemos concentrar en creer que sí podemos, a pesar de que todo a nuestro alrededor nos señale como perdedores y nos diga que es imposible.

Recuerda a Tom Brady, pero mírate ahí. Ese negocio perdido puede resurgir. Ese talento que todos juzgaron puede ser retomado.

Cuando todo alrededor te grite que eres un fracasado, con tu actitud puedes responderle con un Super Bowl más.


Mediotiempo

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