- Encuentra tu estrategia. Es importante que cuentes con un plan de entrenamiento adaptado a ti y a tu condición física, pues al menos necesitarás seis meses de preparación. No se trata únicamente de pararte a correr, sino de llevar un estilo de vida saludable y hacer algunos sacrificios, como por ejemplo, no desvelarte los fines de semana y encontrar el tiempo para entrenar distancias largas.
- Realízate un check up médico. Aunque no te sientas mal, es importante que te hagas un chequeo general y una prueba de esfuerzo. Así sabrás en qué condiciones te encuentras físicamente y podrás disfrutar de este deporte sin preocupaciones.
- Entrena tu alimentación. La nutrición es parte del entrenamiento. Si quieres rendir al máximo, y no sentirte cansado todo el día, debes cuidar mucho lo que comes antes, durante y después de tus carreras, así como llevar una hidratación adecuada. Practica y prueba todo lo que quieras, para que el día del evento ya tengas listo tu plan.
- Come y bebe aunque no tengas hambre y sed. Las reservas de glucógeno, o de azúcar, son nuestra principal gasolina para correr. Lo malo es que nos aguantan como para unas dos horas y, en cuanto se nos terminan, llega la famosa pared. Para evitar que te pase, debes hidratarte antes de sentir sed, y comer geles, gomitas o miel, antes de sentirte cansado.
- Si te cansas, sonríe. Tu mente será tu mejor amiga durante toda la carrera, y puede hacértela cansada ó ayudarte a vencer los obstáculos. Cuando te canses, sonríe, y tu cerebro notará que estás contento, aunque por dentro te duela todo. Ten presente que no corres por obligación, sino que eres afortunado de poder correr.