El intempestivo ofrecimiento realizado por el Espanyol de Barcelona a Gerardo Torrado construye un escenario en el que sea cual sea el desenlace, habrá intereses lastimados, resentimientos y declaraciones cruzadas. Acostumbrados como estamos a querer mandar jugadores al extranjero a como dé lugar, es natural que una buena parte del medio futbolístico apueste porque el mediocampista cementero aproveche los reglamentos de FIFA para enfundarse la camiseta del conjunto catalán. Al Cruz Azul, pocos parecen apoyarlo, pero resulta entendible su postura.El trillado objetivo de internacionalizar el futbol mexicano ha entregado menos cuentas de las esperadas. A manera de tierra prometida, se llegó a pensar que en el momento en que futbolistas nacionales emigraran al extranjero, los resultados iban a llegar como consecuencia de una madurez futbolística y de una mentalidad indomable. La seductora teoría, sin embargo, ha redituado utilidades a cuentagotas y añadido un escaso tiempo de trabajo para nuestra representación nacional.En el caso de Torrado, es fundamental dejar de lado los terrenos generales, en los que así como se ha ganado en determinados rubros, se ha perdido en otros, y decidir si vale más el respeto al proyecto deportivo de una institución o la natural necesidad de un jugador por encarar la recta final de su trayectoria con un reto mayúsculo y que es a todas luces deseable para un hombre que desde hace años luchó por jugar en el Viejo Continente.La confrontación entre individuo e institución se presta para emitir diversos juicios. La Máquina cuida sus intereses y comprende que Torrado, sobre todo por cuestiones de tiempo, es un jugador insustituible. Eduardo de la Torre realiza su labor y busca a toda costa que el jugador permanezca, pero me queda claro que Gerardo no continuaría con la misma disposición y que nadie es indispensable dentro de un grupo de personas.Ante el dilema, y tomando en cuenta las circunstancias, considero que las armas están del lado de Gerardo Torrado. Si él decide que sus anhelos son más grandes que el compromiso con el conjunto de la Noria, debe irse, pues el reglamento avala que jugadores con un contrato que expira en seis meses puedan emigrar a cambio de una compensación para el club afectado. La cuestión moral es punto y aparte, porque así como el futbolista estaría quebrantando la continuidad y el respeto a lo acordado, Cruz Azul cerraría la puerta para que uno de sus máximos referentes de los últimos años cumpla una de sus aspiraciones.Si tú fueras Torrado, ¿qué harías? ¿estarían por encima tus deseos que los de la entidad a la que representas actualmente?Opina de esta columna aquí.

Torrado y su sueño en Espanyol
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