Como corredores, sabemos que la alimentación es clave para rendir bien, recuperarnos y mantenernos saludables. Sin embargo, no siempre comemos por hambre, muchas veces recurrimos a la comida para calmar nuestras emociones.
¿Cómo diferenciar el hambre física del hambre emocional?
El hambre física. Es la necesidad real de energía. Aparece de manera gradual, se siente en el estómago y cualquier alimento puede satisfacerla. Si después de entrenar tienes hambre, tu cuerpo está pidiendo combustible: dale prioridad a alimentos ricos en carbohidratos, proteína y líquidos.
El hambre emocional. Aparece de golpe y suele estar ligada a emociones como estrés, aburrimiento, enojo o ansiedad. Normalmente se antojan alimentos específicos (dulces, chocolates, galletas, papitas, comida reconfortante). Suele venir acompañada de culpa después de comer.
¿Cómo distinguirlas?
• Pregúntate: “¿Tengo hambre en el estómago o solo tengo antojo?”
• Espera unos minutos: si es física, aumentará gradualmente; si es emocional, puede desaparecer.
• Ten a la mano snacks nutritivos: si realmente tienes hambre, no te importará comer algo sencillo como una fruta y un puño de nueces.
Consejos para corredores
Es común que la fatiga del entrenamiento se confunda con antojos emocionales. Mantén tus horarios de comida organizados, hidrátate bien y consume proteínas junto con hidratos de carbono después de correr.
Recuerda: la comida no es solo combustible, también es placer, pero comer por emoción todo el tiempo puede interferir con tus metas deportivas y de salud.